viernes, 21 de enero de 2011

Rebeco

En primavera nacen en las alturas los pequeños rebecos. Capaces de moverse con agilidad entre las rocas más escarpadas, son los cachorros más vivaces de la montaña.

Los rebecos o gamuzas viven en casi todas las grandes montañas de Europa central y meridional y en los montes de Cáucaso, en Asia. Pueden encontrarse en prados, bosques y laderas rocosas. Mamá rebeco, para dar a luz a su pequeño en un lugar bien protegido, se esconde entre las rocas o entre los arbustos, en algún valle escarpado.
Inmediatamente después del nacimiento del cachorro, que por regla general ocurre en mayo, la madre lo limpia cuidadosamente con la lengua y le ayuda a ponerse en pie y a dar los primeros pasos.
Poco después el pequeño rebeco, que pesa más o menos dos kilos y medio, mama por primera vez.
Madre e hijo inmediatamente se quedan unos días bien protegidos en el refugio y, una semana más tarde, empiezan a corretear juntos por valles y montañas.


LAS PRIMERAS AMISTADES

El joven rebeco no es un animal solitario, con menos de diez días de vida ya hace las primeras amistades: corriendo junto a la madre, tiene la posibilidad de encontrarse con otros pequeños nacidos en los alrededores.
Cuando llega el momento de afrontar a su vida hacia los frescos prados de la lata montaña, los cachorros y sus mamás se reunen en pequeños grupos.
Cuando llegan, al cabo de algunas semanas se encuentran con los rebecos nacidos el año anterior, guiados por las hembras de los rebecos sin hijos. Todos juntos forman un nuevo rebaño en el que los pequeños crecen en buena compañía.
AL ALBA TODOS EN PIE

En verano madrugan mucho y están en los prados dispuestos para un buen desayuno a base de hierba todavía fresca y bañada en rocío.
Hacia las nueve el sol esta alto y empieza a hacer demasiado calor para ellos que dejan de comer y buscan un sitio a la sombra donde poder reposar y digerir tranquilamente. Al medidodia vuelven a la actividad, comen, corren y saltan entre las rocas.

CUERNOS DE DEFENSA

En el cráneo de este vivaz mamífero crecen unos robustos cuernos terminados en una especie de garfio, que usan sobre todo para la defensa.
Empiezan a despuntar en el primer año de vida, pero al principio lo usan para jugar. Es hacia los tres años cuando se convierten en armas muy respetables, de veinte o veinticinco centímetros de longitud. cuando quieren asustar o amenazar a alguien, bajan la cabeza y muestran sus cuernos al adversario en señal de advertencia.
Como sus cuernos crecen un poco cada año los zoólogos observándolos pueden averiguar la edad de estos animales.

NOSOTROS Y LOS REBECOS

Un dato curioso, los pequeños rebecos tiene veinte dientes de leche, como los niños, y cuando, con el tiempo, aparecen los dientes definitivos, tiene treinta y dos como los seres humanos adultos.
Sin embargo las semejanzas terminan aquí, tiene la boca muy distinta a la nuestra: muy larga con ocho dientes delante, que les sirven para cortar la hierba, y veinticuatro robustos dientes planos detrás (morales) con los que trituran lentamente.

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