Desde el momento en que lo adquieres te haces responsable de su educación y cuidados, alimentación, higiene, y cualquier problema que pueda causar. Y esto durante unos 10 o 15 años. De modo que es mejor que te asegures de estar bien dispuesto a asumir las responsabilidades que conlleva, y durante mucho tiempo.
Has de elegir un perro acorde con tu carácter y modo de vida, y también de acuerdo con el lugar donde vives, teniendo en cuenta muchos factores. El motivo de esto es conseguir que tanto tú como el perro seais felices y esteis a gusto. Un perro agresivo y dominante no es bueno si hay niños en casa; un perro esquimal lo pasará mal en un clima cálido; un perro que necesite mucho ejercicio dará problemas si no te gusta salir de casa. Busca, lee sobre las razas, investiga y pregunta, antes de decidir.
Tan importante como la raza, es la decisión entre escoger un macho o una hembra. Por lo general las hembras tienen un carácter más dócil y amable que los machos de la misma raza. Sin embargo, en el caso de las hembras hay que tener en cuenta algunos factores más.
Ya sea de raza o mestizo, te va a costar lo mismo a la larga. Un perro de raza tendrás que comprarlo, mientras que uno mixto posiblemente lo puedas adoptar o recibir como regalo. Pero a partir de ahí, todos cuestan lo mismo (comida, veterinarios...). Esto significa que no es conveniente comprar o aceptar un perro como regalo sin calcular si te lo puedes permitir.
Piensa en todo esto antes de adquirir el perro. Evalua friamente las ventajas que te va a proporcionar, frente a los inconvenientes (monetarios, tiempo a dedicarle, restricciones que te va a suponer,...). Hay gente a quien las ventajas les compensan los inconvenientes, hay gente a quien no les compensa. Si no estás seguro de que tienes todo bajo control y que, tanto el animal como tú, vais a ser buenos compañeros durante muchos años.
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